P#tas u ojos

viernes, 8 de marzo de 2019


Rasgando el símbolo I:
IMPRESIONES DE “HERBARIUM” (Lima, 2016)


Un niño me preguntó: ¿Qué es la hierba?, trayéndola 
a manos llenas,
¿Cómo podría contestarle? Yo tampoco lo sé”
 Walt Whitman

Literalmente, un herbario es un libro en el que se describen las hierbas y Herbarium, con esa reminiscencia latina, pretende hacer una comparación arbórea entre la obra poética de Joe Montesinos Illesca (Lima, 1980) y un pretendido estilo enraizado, crecido, y fructífero. Hojas que caen y se pierden en clorofila. El objetivo del libro es ser una recopilación de dos libros anteriores y uno inédito; y está compuesto de tres partes:
Guardián de Acantilados: Desde el acantilado de la fórmula del poema del siglo 20: el abismo onírico y la imaginación poética, hacen visible ancestral miedo a morirse para, luego, trozarse y esparcirse contagiando enfermedades a los niños, ser todo lo que uno nombra e, incluso, decir saber el secreto de la eternidad.  La misión del poeta es cuidar al lector.
Que vea con complacencia hacía el abismo, incitarlo a lanzarse, a caer (que es seguir leyendo) mientras fuerte sostiene su cabeza.
Tocando la lira con bastante elegancia el lector sueña y no se atreve a tirarse; aun cuando el abismo ya es harto conocido y hasta transitado. La música es el vehículo para descender el acantilado.
Las referencias occidentales (Betoven, Dali, Syd Barret) nos conducen a una poesía de aspiraciones hispanoamericanas, “universales”, diríamos, si se podría traducir la musicalidad de los versos con alta fidelidad.
Lo cual, claro, es imposible.
Se entiende entonces que Lima, como ciudad de colonia y mestizaje, tiene en su poeta a un buen representante del neo barroquismo, incluso, hermetismo.
Desde el acantilado veo el mar y el poeta se define obsesivamente, muta embriagado de enunciaciones sobre sí mismo y deja que su bestiario personal llene las pocas páginas con una poesía exacta y dadivosa.   

Aguas oscuras del sueño: Del acantilado llegamos, de un discreto chapuzón, al líquido que es, según el poeta, su refugio.
Lugar donde se oculta el inconsciente colectivo de la humanidad, la sombra de los mitos, los enigmas de los viejos sabios.
El Leteo es el río negro que desemboca en estas aguas de ensueño (la fórmula es la misma, contaminar la pureza en pos del símbolo).
El océano no es la única masa de agua en la que podemos ahogarnos. Las lagunas, los riachuelos, las lágrimas, la lluvia torrencial llevaran en astas cadáveres con la frecuencia de los versos.
Silbará el viento en los remolinos de la lengua que nombra ahora sus primeros referentes nacionales.
Dónde haya mar, limón y pez, habrá  ceviche y la vida es hermosa pues precede la muerte y su secreto.
Dónde haya ríos habrá puentes y bajo ellos pordioseros recordando lo muerto, jugando con canicas.
Dónde la libertad anteceda al consumo Los Uros serán modelo y el mar ladrón tomará los sombreros, las pieles, las manzanas, los violines, las memorias del poeta llevando cada fragmento de tiempo al lector, que es en la fosa un jinete de hipocampos.    
Sombras continuas: Si el lector a estas alturas ha muerto, junto al poeta que lo guardaba de caer en el acantilado, no hay opción alguna más que la de renacer.
Renacer desde huevos anfibios, coronarse rey tan pronto como uno re aprende a leer y mirar cuadros impresionistas en las letras que son nuevas ciudades.
Descansar, comer, armarse y ofrecer ojos a los ciegos para que ellos también puedan ver.
Lo posible es lo dicho, y no hay imposibles para lo dicho por la poesía.
Contrastar lo bello con la bella saturación bestial.
Cantar junto a la niña de los arrecifes y sus afluentes porque de lo contrario el poeta será negado y las púas marchitas regresarán al erizo.
Lima, la cura, el electro-verbo-shock, la lira delirante, el grito de roquedal.
La vergüenza del pordiosero que mastica flores en el parque municipal mientras masturba la hoja en blanco amando al amado por los dioses, el jovial ahogado.
Conclusión:
Poema que sólo existe al ser leído y por eso, cada hoja, cada hierba, en las manos del niño o del hombre, deben de ser coleccionadas en un tiempo adecuado para su plasticidad.
Poema que sólo existe al ser leído en silencio, frente a las aguas, bajo las sombras del árbol interminable y frondoso de la prosa poética.

Música e impresionismo.  









(* O presumo que la hierba es un niño, el recién nacido de la vegetación- W. Whitman)


(La intención del presente texto es sólo compartir las impresiones de la lectura de nuestros contemporáneos. Si deseas que analicemos tus escritos, escríbenos: ereseraseros@gmail.com)


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