Rasgando
el símbolo I:
IMPRESIONES DE “HERBARIUM” (Lima, 2016)
IMPRESIONES DE “HERBARIUM” (Lima, 2016)
“Un niño me preguntó: ¿Qué es la hierba?,
trayéndola
a manos llenas,
¿Cómo podría contestarle? Yo tampoco lo sé”
a manos llenas,
¿Cómo podría contestarle? Yo tampoco lo sé”
Walt
Whitman
Literalmente, un herbario es un libro en el que se
describen las hierbas y Herbarium, con esa reminiscencia latina, pretende hacer
una comparación arbórea entre la obra poética de Joe Montesinos Illesca (Lima,
1980) y un pretendido estilo enraizado, crecido, y fructífero. Hojas que caen y
se pierden en clorofila. El objetivo del libro es ser una recopilación de dos libros
anteriores y uno inédito; y está compuesto de tres partes:
Guardián de
Acantilados: Desde el acantilado
de la fórmula del poema del siglo 20: el abismo onírico y la imaginación
poética, hacen visible ancestral miedo a morirse para, luego, trozarse y
esparcirse contagiando enfermedades a los niños, ser todo lo que uno nombra e,
incluso, decir saber el secreto de la eternidad. La misión del poeta es cuidar al lector.
Que vea con complacencia hacía el abismo, incitarlo
a lanzarse, a caer (que es seguir leyendo) mientras fuerte sostiene su cabeza.
Tocando la lira con bastante elegancia el lector sueña y no se atreve a tirarse; aun cuando el abismo ya es harto conocido y hasta transitado. La música es el vehículo para descender el acantilado.
Tocando la lira con bastante elegancia el lector sueña y no se atreve a tirarse; aun cuando el abismo ya es harto conocido y hasta transitado. La música es el vehículo para descender el acantilado.
Las referencias occidentales (Betoven, Dali, Syd Barret) nos conducen a una poesía de
aspiraciones hispanoamericanas, “universales”, diríamos, si se podría traducir
la musicalidad de los versos con alta fidelidad.
Lo cual, claro, es imposible.
Se entiende entonces que Lima, como ciudad de
colonia y mestizaje, tiene en su poeta a un buen representante del neo barroquismo,
incluso, hermetismo.
Desde el acantilado veo el mar y el poeta se define
obsesivamente, muta embriagado de enunciaciones sobre sí mismo y deja que su
bestiario personal llene las pocas páginas con una poesía exacta y dadivosa.
Aguas oscuras
del sueño: Del acantilado llegamos,
de un discreto chapuzón, al líquido que es, según el poeta, su refugio.
Lugar donde se oculta el inconsciente colectivo de
la humanidad, la sombra de los mitos, los enigmas de los viejos sabios.
El Leteo es el río negro que desemboca en estas aguas
de ensueño (la fórmula es la misma, contaminar la pureza en pos del símbolo).
El océano no es la única masa de agua en la que
podemos ahogarnos. Las lagunas, los riachuelos, las lágrimas, la lluvia
torrencial llevaran en astas cadáveres con la frecuencia de los versos.
Silbará el viento en los remolinos de la lengua que
nombra ahora sus primeros referentes nacionales.
Dónde haya mar, limón y pez, habrá ceviche y la vida es hermosa pues precede la
muerte y su secreto.
Dónde haya ríos habrá puentes y bajo ellos pordioseros
recordando lo muerto, jugando con canicas.
Dónde la libertad anteceda al consumo Los Uros serán
modelo y el mar ladrón tomará los sombreros, las pieles, las manzanas, los
violines, las memorias del poeta llevando cada fragmento de tiempo al lector,
que es en la fosa un jinete de hipocampos.
Sombras
continuas: Si el lector a estas
alturas ha muerto, junto al poeta que lo guardaba de caer en el acantilado, no
hay opción alguna más que la de renacer.
Renacer desde huevos anfibios, coronarse rey tan
pronto como uno re aprende a leer y mirar cuadros impresionistas en las letras
que son nuevas ciudades.
Descansar, comer, armarse y ofrecer ojos a los
ciegos para que ellos también puedan ver.
Lo posible es lo dicho, y no hay imposibles para lo
dicho por la poesía.
Contrastar lo bello con la bella saturación bestial.
Cantar junto a la niña de los arrecifes y sus
afluentes porque de lo contrario el poeta será negado y las púas marchitas
regresarán al erizo.
Lima, la cura, el electro-verbo-shock, la lira delirante, el grito de roquedal.
Lima, la cura, el electro-verbo-shock, la lira delirante, el grito de roquedal.
La vergüenza del pordiosero que mastica flores en el
parque municipal mientras masturba la hoja en blanco amando al amado por los
dioses, el jovial ahogado.
Conclusión:
Poema que sólo
existe al ser leído y por eso, cada hoja, cada hierba, en las manos del niño o
del hombre, deben de ser coleccionadas en un tiempo adecuado para su
plasticidad.
Poema que sólo
existe al ser leído en silencio, frente a las aguas, bajo las sombras del árbol
interminable y frondoso de la prosa poética.
Música e impresionismo.
(* O presumo que la hierba es un niño, el recién nacido de la
vegetación- W. Whitman)
(La intención del presente texto es sólo compartir las impresiones
de la lectura de nuestros contemporáneos. Si deseas que analicemos tus
escritos, escríbenos: ereseraseros@gmail.com)